ASOMBRO DE HABITAR ESTE INSTANTE FUGAZ

"La vida apenas es un guiño de la luz"
 
LA MAGIA DEL INSTANTE
 
Cuando el agua es cristal
y sus agujas clava
en el blando acerico
de la orilla,
grita un ave dormida
en los estambres,
y un inesperado
revoloteo enreda
los colores del nido
en una multitud
de nudos donde el alba
se atora sin querer:
 
Mágico instante,
dulce traición del tiempo
a los sentidos. 
 
 
LIBÉLULA NOCTURNA
                                         (A José Manuel Martín)
 
No te voy a hacer daño
libélula nocturna.
Procura no asustarte
si aprieto con mis dedos
tus alas transparentes;
la luz de la cocina
no es buena para ustedes,
y el agua del antiguo
tazón de porcelana
tampoco es bebestible.
 
Lástima:
ahora me doy cuenta
de lo poco habitable
que se ha vuelto mi casa
para seres nocturnos
de alas transparentes.
 
Llego a la puerta y soplo
su forma delicada;
corro el cristal después,
pero ella vuelve y choca,
infinitud de veces,
contra el muro invisible.
Persevera en su empeño
de posarse y arder
en el blanco destello
del tubo fluorescente.
 
 
UN GRITO VEGETAL
 
Entre una soledad
de ramas
resecas y torcidas
distingo,
con un cuerno en la frente,
un rostro airado:
el de un dios vegetal
que se resiste,
colérico, al olvido
de una memoria frágil.
Y en un gesto
desesperado rompe,
con el borde
terrible de su grito,
la helada luna
del espejo nocturno.
 
 
DESNUDO DE MUJER SOBRE LA HIERBA
 
Tu sueño es tan profundo
que no adviertes
a un caracol que trepa
por la planta
desnuda de tu pie
buscando la atalaya
perfecta de tus dedos,
ni sientes en los labios
el aleteo
de blancas mariposas
haciéndose el amor.
 
Hermoso cuerpo
que atraviesas la tarde
como un río
de blanquecina piel,
absorto sigo,
hipnotizado casi
por tu luminiscencia,
por la blanda belleza
de tus formas
y el profundo temor
de que nadie te habite
en este instante.
  
 
SE HA QUEBRADO LA LUZ ANTE MIS OJOS
                            (A Miguel Hdez. Armas, in memoriam)
 
La severa noticia de tu muerte
ha desarbolado esta mañana
de jirones azules y hasta el canto
rotundo de los pájaros
ha dejado escapar una tristeza
que flota, casi gris, en el terrible
silencio de un espejo
donde al mirar, con húmedo sigilo,
he sorprendido tu rostro en vez del mío.
 
 
UN TROCITO DE MAR
                                                (A Laura, mi hija)
 
Entre altas torres de hormigón alimenta
un ansia indescriptible.
 
Como barcos que flotan
sobre el desierto, cruzan,
de ventana a ventana,
trasatlánticos rusos e italianos
surcando la memoria
con su imagen de sueños de otra época,
desembarcando
minúsculos turistas
en los alféizares
y dejando un penacho
de humo que se enreda
en un bosque metálico de antenas.
 
Apenas queda cielo
para el vuelo fugaz de una gaviota.
 
Tiembla la luz, y un beso
de sal, el horizonte
diluye entre la niebla
que en los ojos se estrella sin espuma.
 
 
SOR
 
Otea la tarde
la monja, sin sol,
desde la atalaya
de su corazón.
Le tiembla en los labios
pálido el amor
que escondió a la sombra
de su vocación:
 
Renunciar a sí misma
y crujir de dolor
ofreciéndolo todo
al servicio del hombre
que sin tregua golpea
contra el pecho de Dios.
 
La llovizna suave
del atardecer
salpica sus ojos
cargados de miel
y una gota de ámbar
rueda sin saber
en qué pliegue del alma
se podrá detener.
 
 
SOBRE EL PINO Y LA CASA
                                           (A Tono)
 
Al borde del barranco
oscila un pino herido
por metálicas garras.
Sus raíces se aferran
al aire de la tarde.
 
Las hebras de su copa
alfombran la ladera,
a intervalos teñida
de musgos y de piedras,
de llanto y de suspiros.
 
Un arrullo levísimo
balancea las ramas
más altas y origina
una nube fugaz
de pájaros audaces.
 
En el húmedo seno
de la grieta expectante
dormitan los ancianos
eucaliptos, y en sueños
extensos y febriles,
atesoran el agua
de la piel detenida
en sinuosos pliegues.
 
Una tenue espiral
de leños, convertidos
en volutas de humo,
asciende y besa, lenta,
la transparencia azul.
 
Níveas cortinas penden
como párpados hechos
de seda y de cristal.
 
La casa está pintada
de luz y en sus alturas
resbala un mar rojizo
de cascada ondulante.
Corona su horizonte
un barco inmemorial.
 
No distingo gaviotas,
acaso porque un gato
indómito pasea
mojado por la cresta
sensible de una ola.
 
 
DESPUÉS DE TANTOS AÑOS
                                                    (A Micaela, in memoriam)
 
Las nieblas de mi infancia recubren tu figura:
alta, delgada, luminiscente casi,
cruzando el amplio patio poblado de alhelíes
y frondosos helechos que se agitan
cuando sienten el beso reparador del agua.
 
El golpeteo rítmico del almirez alcanza
hasta mi boca el dulce sabor de las almendras.
 
Recuerdo bien el gris de tu cabello, siempre
recogido en la nuca,
y tu mano delgada tirando de mis pies
que a diario quedaban
clavados en la puerta de la pastelería.
 
Cedías al fin a mi empeño y entrabas
para comprarme un dulce
que llenaba mi boca y vaciaba
tu exiguo monedero.
 
Una tarde de minúsculas nubes,
hacia el dios luminoso de los cielos me alzaste,
y nadando en la luz
flote sobre tus manos que estuvieron
a punto de perderme
cuando brotó de mi garganta un grito
para pintar de asombro las líneas de tu rostro.
 
No soy consciente aún,
después de tantos años de soledad y olvido,
de cual fue la palabra que pronuncié; tal vez
vestigio de un pasado que tú reconociste.
 
Con tu invisible túnica, sacerdotisa
de una raza olvidada,
buscando una señal,
inspeccionaste ansiosa el cielo de mi boca.
 
Profetizaste, sin fuente y bajo el sol
ardiente del verano,
que mi destino estaba
ligado a un sacerdocio remoto, y los arcanos
brillaron en tu rostro destilando
una lágrima antigua en tu mejilla.
 
Cuando vino la plaga
roja de la langosta
a devorar el verde y ocultarnos
con sus aladas sombras
la luminosidad,
fue la primera vez que entre tus dedos
contemplé el crucifijo
en que un Cristo de bronce refulgía
por criaturas celestes custodiado.
 
Luego, siempre lo vi
clavado sobre un mar de lámparas de aceite
y palpé, en alguna ocasión,
con un escalofrío,
una red invisible de misterios
flotando en el sagrado silencio de tu cuarto.
 
Llegó a mis manos en el dolor de un sueño;
transparente y ligera
me lo ofreciste tú.
Hoy duerme en una rosa compartida, en un sueño
constelado de estrellas y negros azabaches.
 
Después de tantos años
sigue viva tu imagen
en esta bruma tenue que se posa en mis ojos.
 
Tus últimos momentos:
el llanto derramado por cuartos y pasillo,
mi angustia temblorosa
pugnando por zafarse del nudo en la garganta,
y tu mano aferrando mis diminutos dedos
que hoy no señalaban golosinas, tan sólo
una mariposilla
delicada y minúscula que te sobrevolaba.
 
Y tu postrer mirada,
profunda y amorosa,
despidiendo serena la inquietud de la mía.
 
Así te fuiste, etérea,
en un fugaz instante al apretar mi mano,
y un murmullo de asombro
rompió la frágil luna de nuestro amor, poblando
de incontenibles lágrimas
y múltiples destellos
la magia inmemorial del último secreto.
 
 
LA HUÍDA NOCTURNA
 
Tañen en mi alma
las sonoras
campanas de tu tiempo.
 
Vibra el espíritu
que la cárcel
de piel aprisionaba,
 
y asciende -casi luz-
un fantasma
en medio de las sombras.
 
Rota la alambrada
con el sueño
profundo de mi cuerpo,
 
escapa, seguro de
la noche,
el frágil prisionero.
 
dEja la palabra
al sendero
dormido de los labios
 
y decidido salta
por saberse
oculto en su silencio.
 
Y desnudo se va,
como llegó:
sin nada de este mundo.
 
 
 DONDE MORA EL AMIGO
                                                     (A José Mª Trujillo)
 
A tu puerta me acerco, a tus sentidos.
 
Al amparo ambarino de tu techo
la amistad se cobija y se entretiene
serpenteando en la luz que refulgente
desde todo rincón amor dimana.
 
A tu paz he venido, a tu sosiego,
a la vieja canción de nuestra espera,
al plácido susurro y a la queja
que también es un beso a lo distante.
 
Donde mora el amigo más lejano
el presente es eterno en cada piedra.
 
 
EL SUEÑO DE LA VID
                                                  (A Maki)
 
Cuelgan, hermosos, los maduros racimos
bajo los emparrados, donde las verdes uvas,
tersas sus delicadas pieles, transparentan
un universo líquido de embriagador azúcar.
 
Por el tallo leñoso de los sarmientos sube,
negra, una comitiva minúscula de hormigas
en pos del dulce jugo que a los pulgones liban.
 
Una zumbante nube de avispas cede
a la presencia del néctar, contenido
en las suaves esferas, y abalanza
multitud de aguijones a su encuentro.
 
Rotas por el calor, las hojas penden,
castradas y oscilantes, desvaídas,
en el temblor del pedúnculo frágil.
 
Levemente resbala
Septiembre por la orilla
canicular y arrastra
el sueño de la vid.
 
Al borde el Otoño
silenciosas estallan
las uvas en tus pies.
 
Desgarradas,
mojarán
las descalzas
soledades
 
de tus plantas
que avanzan
hacia la luz.
 
No
hay
más
Voz
 
que
tu
piel.
 
 
HOY HAN VUELTO OTRA VEZ
                                                    (A la muerte de mi abuelo)
 
De pequeño sentía
un inmenso temor
de los gatos en celo.
 
Como cuchilladas,
sus terribles maullidos
desgarraban la noche,
rozando con sus filos
el borde de mis sábanas.
 
Llanto estéril de niños
huérfanos de caricias.
Lúgubres lamentos
de desesperación;
pánico, frío, viento,
todo menos amor,
todo menos placer,
todo menos la sensación
lejana de caricias.
 
Luego marchaban
hacia mundos distantes
al rectángulo mágico
de la ventana.
Los veía pasar,
aterrado y ansioso,
tras la transparente
frialdad del cristal.
 
Subían, fieros,
con los ojos brillantes,
en hileras largas,
maullando sin cesar,
para perderse
detrás de las estrellas.
 
Hoy han vuelto otra vez.
Tras la cortina roja,
más allá de la negra cancela,
más allá de los cirios,
de la cruz y el cadáver,
sus cuerpos se agitaban.
Sus ojillos redondos
taladraban
el oscuro misterio
de la vida y la muerte.
 
Dos ángeles rondaban
el féretro, subiendo
lentamente y bajando
junto a sus laterales;
esperando que el ser,
sin temor a los gatos,
decidiera soltarse
de la carne y volar
libre al fin a los cielos
de la inmortalidad.
 
 
SU CORAZÓN MINÚSCULO
                                          (A quien habita un sueño)
 
Hoy he visto latir,
con suave intermitencia,
la estrella de su pecho.
 
Apenas
un ligero temblor
en las secretas
galaxias
de la madre;
un punto destellante
en el inmenso mar
de nuestros sueños,
convirtiendo
el silencio de la espera
en letanía
de rítmicos impulsos.
 
Hoy he visto brillar,
en un alarde técnico,
su corazón minúsculo.
 
 
EN EL TEMBLOR DEL AIRE
                              (A Rosi Hdez. Bethencourt, in memoriam)
 
Llegaste aquí traída por el viento del cosmos
para habitar un cuerpo que los amantes dieron.
Te llenaste de azul y de piel nacarada
para sentir el tacto doliente de la vida.
Y lloraste, y sonreíste, y amaste,
y, al pronto, tornaste a lo intangible
acudiendo a la voz que te llamaba
desde el sueño profundo de los cuerpos.
 
Pero aún cuando ahora mis ojos no distinguen
las conocidas formas de tu anterior silueta,
sé que habitas en el temblor del aire,
en el rayo de luz, en las estrellas,
en las gotas de lluvia que resbalan
por la piel de los árboles.
Y en el silencio azul te reconozco
cuando el cielo y la mar se desvanecen.
 
 
HACIA LA LIBERTAD
 
A horcajadas
sobre una blanca bola
cabalga entre las nubes
plomizas de la tarde.
Cruza de lado a lado,
de horizonte a horizonte,
con la fugacidad
que sólo a las estrellas
errantes da su sed
de libertad eterna.
 
Escapó de un mosaico,
de una cárcel
bidimensional
donde sus sueños
morían aplastados
siempre por unos pasos,
por la presión profunda
de unos pies,
conocidos o extraños,
que ahogaban con su peso
de impávidas rutinas
los sagrados anhelos
rojizos del granito.
 
¡Ha huido!
 
Hoy, una mancha
en mitad de un pasillo
que comunica puertas
sin destino
parece divertirse
emborronando el orden
aparente, la estética
de unos cuadrados presos
en su angustia terrible
de horizontalidad.
 
 
MAÑANA
                               (A Mª Luisa Mtnez. Solar)
 
Mañana, al retornar
de nuevo al desconsuelo
de las aves lejanas,
del color y del cielo,
a este claustro amarillo
de horizontes perpetuos,
la rutina será
más pesada que antes,
mas amarga, más gris,
reflejando tu ausencia
mi callada tristeza.
 
Mañana no hallaré
tu cómplice sonrisa
cuando algún pensamiento
vuelva a soplar la bruma
de los mundos ocultos
que en nuestros pechos crecen.
 
 Mañana no hallaré
cariñosos reproches
de tus labios al verso
amargo y desgarrado
del hombre descontento.
 
Mañana no tendré
tu grata compañía
para escapar a ratos,
en un diálogo amable,
de mi cárcel de líneas
y números concretos.
 
Mañana no tendré
tampoco tu mirada
taladrando el misterio
de esos seres que llegan
prendidos a los sueños.
 
Mañana no estarás
(físicamente hablando)
sentada a mi derecha
como hace tantos años,
pero si  que estarás,
amiga, compañera,
ocupando un espacio
vital en mi silencio.
 
 
SACERDOTISA NOCTURNA DE MIS SUEÑOS
                            (A Mª Nieves Aránzazu, in memoriam)
 
Morena y enigmática mujer
de ojos oscuros,
pitonisa sagrada de la noche;
la de la negra aljuba y la diadema
argenta y estrellada,
amante de los dioses excelsos
del ocaso.
 
Lumínica expresión tus manos,
tras la muerte del sol,
abiertas al conjuro.
Ébano y miel tu cuerpo, casi bruma
que entreteje mis sueños más profundos.
 
Grito el enigma intacto de tu nombre
y lloro,
más allá del dolor de tus ausencias,
cuando mi voz apaga el áureo
y sutil resplandor de tu leyenda.
 
 
 DIÁFANA TRANSPARENCIA DE UNA PUESTA DE SOL
                                                                  (A Teresa Pérez)
 
Un pez besa la piedra y raudo se revuelve
tras un grano de arroz que de tu pelo escapa
hundiéndose en la tarde serena que las olas
han rizado de intensos azules y violetas.
 
El mar se está durmiendo como un niño rebelde
qué agotado reposa tras la lucha del llanto.
 
Apoya su cansancio en las rocas oscuras,
espuma de otro mar que llegó incandescente
quedando tras el beso convertido en orilla.
 
La costa es un espejo de crestas puntiagudas.
 
El sol se difumina sobre las esmeraldas
talladas en tu rostro desde la antigua aurora,
y un destello naranja se vuelve la caricia
que hasta el diálogo tierno de las gaviotas vuela
rozando la inocencia verbal de los sonidos.
 
 
 
SIGUE VIVA EN LA LUZ
                     (A mi sobrina Sara Mª Glez. Mora,  in  memoriam)         
¿Saben?
 
No había visto nunca
un ángel del Señor,
 
pero,
 
cuando Sara enfermó
lo descubrí en la paz
profunda de sus ojos,
 
en su nítida miel,
 
en la intensidad crucial
de su mirada,
 
en su fulgor sagrado,
 
en sus alados bosques
de pestañas,
 
jugando al escondite
tras la humedad salobre
de la orilla,
 
atisbando curioso
mil universos mágicos,
para nosotros
vedados todavía.
 
Hoy
nos puede la tristeza.
 
Lo sé.
 
Y un dolor infinito,
como una helada lanza
que atravesara
de lado a lado el pecho.
 
También lo sé.
 
Pero ha de servirnos
como consuelo un hecho:
 
la bendición
de haber podido
convivir con un ángel,
 
y que,
aunque ahora,
desprendido
del frágil cuerpo
donde hasta ayer moraba,
 
reclamado por Dios
para seguir tocando
humanos corazones
en éste u otros
universos mágicos,
 
seguirá para siempre
con nosotros:
 
en el tacto del aire,
 
en la voz de las hojas,
 
en la piel de los árboles,
 
en el canto de un pájaro,
 
en el son de las fuentes,
 
en la arena y el mar,
 
en la lluvia  y la nieve,
 
en fugaces estrellas,
 
en el brillo lunar…
 
pero, sobre todo,
en la insonora paz
donde el recuerdo agita
sus luminosos rayos.
 
Porque el silencio es luz  también y alumbra
las profundas cavidades del alma.
 
 
 
NUBES, TARDES, VERSOS
 
Las nubes,
cómo corren las nubes por la tarde,
cómo extienden sus cuerpos, cómo escapan.
 
La tarde,
cómo corre la tarde por mis versos,
cómo huye de mí, cómo se aleja.
 
Mis versos,
cómo corren mis versos, como saltan
de tus labios al río de los míos,
cómo quedan después, entrelazados
en el lago tranquilo de los brazos.
 
Nubes de algodón, blancas montañas
por el viento incesante desgajadas.
 
Tarde púrpura envuelta entre cenefas
de ceniza cambiante y terciopelo.
 
Versos húmedos, hechos cristal, silencio,
conjuro de la piel enardecida.
 
 
ENREDADA EN ESTRELLAS
                             (A Mª del Pino Cubas)
 
De las gemas oscuras de tus ojos
un destello lunar tiembla y escapa
hacia la levedad secreta de los astros.
 
El caudal azabache de tus cabellos flota
en delicadas hebras bajo un cósmico viento
que, inquieto, las enreda
en las brillantes puntas de la primera estrella.
 
Y así, tu cuerpo queda, ingrávido y celeste,
en la dulce armonía del mar de las esferas.
 
 
EL SILENCIO DEL TRUENO
 
Ese espacio vacío,
Desde que la chispa
Cósmica ilumina
Nuestros ojos y el alma
Se estremece aturdida
Hasta que el ronco ruido
Nos sobresalta, guarda
Toda la soledad
Del universo.
 
 
LA ÚLTIMA LLAMADA
 
Sobre un pueblo perdido
por la memoria
flota,
reluciente y compacta,
una espiral de nubes
detenida
sobre un sesgo de luz.
 
Una voz inaudible
emite un grito,
y sacude un temblor
la tarde. Suena
la última llamada
en los profundas
cavidades del alma.
 
El único habitante,
entretejido
de silencios y sueños,
cruza, lento,
las estrechas callejas
que ilumina
con fulgores rojizos
el ocaso.
 
Su sombra se agudiza
sobre el polvo
y aspira
la sequedad salobre
de un desierto
al que el viento
le ha arrancado el recuerdo
caliente de la arena.
 
Solitario,
un tañido
marca el primer latido
de la noche.
Ulula la lechuza
conformándole un ritmo,
pero,
sin mano que la guíe,
no sabe la campana
cómo doblar a muerto.
 
Sobre el oscuro lecho
las estrellas arropan
un corpúsculo ígneo,
una chispa de vida
que dormita
en espera de un soplo
renovador que inicie
la magia del incendio
de un nuevo amanecer.
 
La esperanza titila
y humedece
los ojos del poeta.
Maldito por los hombres,
condenado a un exilio
de desesperación,
volcó toda su sangre
sobre el papel
y extrajo
del silencio rotundo
un solo verso
para, abrazado a él,
deslizarse sonriendo
en el blanco sudario
de su pena de muerte.
 
 
DE LA HORMIGA PRENDIDA EN UNA TILDE
 
Una hormiga duerme sobre en un poema
de corte intransigente para el imperio viejo
que ve desmoronarse sus altos capiteles
y abúlico sonríe, ante la inmensa grieta
que en su pecho se agranda y lo devora.
 
Sobre el acento final de destrucción
-aguda incongruencia de la especie-
oscilando en el vértice ortográfico
se mantiene la muerte. Estad alerta.
 
Autor: Miguel Ángel G. Yanes
 

OBRAS Y RESEÑAS:


1979

·     Hombre sin destino” - Tercer Premio de Poesía, revista literaria AKIMIA (Salamanca)

 1980

·  “Sonetos al eterno silencio de las flores” y “Búsqueda”  - Segundo y Tercer Premio de Poesía, respectivamente, revista literaria AKIMIA (Salamanca)

 1981

· “Nuestro miedo” - Premio FÉLIX FCO. CASANOVA de Poesía, periódico EL DÍA (Santa Cruz de Tenerife) 

 1983

· “Cárceles de piel”- Finalista Certamen de Poesía EL PAISAJE (Vizcaya).  La portada de este libro es obra del extinto pintor palmero Carlos Miguel Bethencourt Samblás.

 1985

· “Teno y Anaga” - Accésit Concurso de Poesía CENTRO DE LA CULTURA POPULAR CANARIA (La Laguna - Tenerife)

 1988

· Es incluido por el grancanario JOSÉ QUINTANA en el Volumen IV de “Poetas de nuestro tiempo”

 · “Anuario” -  Premio de Poesía JUAN BERNIER, ATENEO CASABLANCA (Córdoba)

 · “El abuelo Jonás” - Premio de Narrativa Corta VILLA DE JÁVEA (Alicante)

 1990

· “De Orchilla a Finisterre” - Accésit Premio de Poesía EMETERIO GUTIÉRREZ ALBELO (Icod - Tenerife)

 1991

· Colabora, de la mano de LOLY ARMAS DONATE y NICOLÁS GARCÍA BETHENCOURT, en la confección de “Savia Nueva” libro de poemas editado por el Ayuntamiento de SANTA CRUZ DE TENERIFE como conmemoración del Día del Libro, junto con los poetas IGNACIO MINELI, PILAR DURÁN, JUAN MANUEL Gª TORRES, JUAN ANTONIO PERAZA e INMACULADA HDEZ. ORTEGA, entre otros.

 1993

· “Instantes de la Isla” - Accésit Premio de Poesía EMETERIO GUTIÉRREZ ALBELO (Icod - Tenerife)

 1996

· Es incluido por la editorial ITÁLICA (Sevilla) en la "Antología de Poetas Españoles”

 1997

· “El enigmático viaje de la luz” - Mención Especial Premio CIUDAD DE LA LAGUNA (Tenerife) en la modalidad de Poesía.

 2004

· “Gota a gota la vida” - Mención Especial Premio Hispanoamericano de Poesía DULCE MARÍA LOYNAZ (Las Palmas de Gran Canaria)

 2006

· Comienza a publicar artículos en la prensa local sobre temas del diario acontecer de “La Isla Picuda”.

 2009

· Crea el blog “Amontonador urgente de palabras” en el que escribe desde entonces.

 2017

· Crea el blog “EL MÁGICO UNIVERSO DE LA POESÍA” recopilación de los poemas de la literatura mundial.

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